"Uno no es solo lo que vive, sino lo que piensa. No es solo lo que le sucedió, sino lo que pudo haberle sucedido. No es solo lo que tiene, sino también lo que desea y sabe que ha perdido".
No tengo mucha experiencia docente, pero sí la suficiente como para haberme dado cuenta de que los alumnos son mucho más que aquello que vemos en el aula. Y es precisamente eso que no se ve, lo que más condiciona su proceso de aprendizaje. Por suerte o por desgracia, la docencia está llena de esta invisibilidad: lo aprendido puede ser invisible, el cómo aprender puede ser invisible, incluso el quien aprende. Sobre este tema, os recomiendo leer el artículo de Fernando Trujillo, "Usted no lo sabe, pero yo sé hacerlo: Aprendizajes invisibles en la escuela (http://www.educacontic.es/blog/usted-no-lo-sabe-pero-yo-se-hacerlo-aprendizajes-invisibles-en-la-escuela).
Todas estas reflexiones me llevan a pensar sobre la responsabilidad que tenemos los docentes de ELE, o de cualquier otro ámbito, ya que debemos percibir a nuestros estudiantes no solo como aquello que son, sino como aquello que pueden llegar a ser si les ofrecemos las herramientas correctas; aquello que filósofos como Aristóteles entendían como "capacidades en potencia". La enseñanza implica ser conscientes de que debemos llevar constantemente unas "gafas" 👓 que nos permitan ver más allá de lo que se dice o se hace en el aula, aquello que para otros es invisible, pero tremendamente enriquecedor y determinante.
Estoy encantada de poder compartir este espacio contigo que me lees. Ten por seguro que hemos comenzado un maravilloso camino, quizá difícil por momentos, pero hace sacar lo mejor de las personas con las que tenemos la suerte de compartirlo y a las que les gusta llamarnos "profe". Un camino que es capaz de sacar a relucir incluso aquello que parecía invisible. Porque como bien decía Antoine de Saint-Exupéry:
Bienvenidos a Influeduca a todos los "profes" del futuro
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